¿Alguna vez has sentido un olor desagradable? Imagino que lo primero que hiciste fue detectar de dónde provenía ese olor, para hacer algo al respecto.

2 Corintios 2:14-15 (NVI)
“14 Sin embargo, gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento. 15 Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden.”

En este pasaje, el apóstol Pablo describe a los creyentes como el aroma de Cristo en el mundo. Nuestro aroma es tan poderoso que puede influir en los demás a través de nuestra presencia y nuestra conducta.

Al igual que un perfume agradable puede llenar una habitación, nuestra vida y nuestra fe pueden esparcir el conocimiento de Cristo a aquellos que nos rodean. Imagina a Jesucristo derramando un perfume a través de nuestras vidas; así somos cuando servimos a Dios de todo corazón.

Sin embargo, también podemos ser como un olor desagradable si no vivimos según el Espíritu. Corremos un gran riesgo si nuestro "olor" espanta a los demás. Seríamos, como dice la frase, “Flor sin olor, le falta lo mejor”. Una vida sin el "olor" de Cristo, es decir, sin la presencia y el carácter de Dios, carece de lo mejor.

• ¿Cómo estás esparciendo el aroma de Cristo en tu vida diaria? ¿Qué cambios necesitas hacer para reflejar mejor el aroma de Cristo a los que te rodean?

Oración:
Señor Jesús, ayúdame a ser el aroma de Cristo en mi hogar, en mi trabajo y en mi comunidad. Que mi vida refleje tu amor y tu fragancia, y que pueda influir con tu amor en los demás para que te conozcan. Amén.

Espero que este devocional te haya bendecido. Si tienes alguna pregunta o necesitas más información, no dudes en consultar al equipo pastoral o a tu líder de célula.

2 Corintios 2:16
"Para éstos somos olor de muerte que lleva a la muerte; para aquellos, olor de vida que lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?"