Seguro que alguna vez pasaste por tribulación, soledad, congoja, pena, amargura, tormento, etc. La lista puede continuar. Dios dice en su palabra que esto es para consolación; no podemos tener consuelo sin haber pasado por una tribulación.

En 2 Corintios 1:3-4, se nos dice: "El Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con la que nosotros mismos somos consolados por Dios."

En este versículo, Pablo nos recuerda que Dios es el Dios de toda consolación. Él es quien nos brinda consuelo y esperanza en medio de las dificultades. Pero no solo eso, sino que también nos capacita para consolar a otros que están pasando por situaciones similares.

Es necesario pasar por tribulaciones; solo de esa manera podemos experimentar el consuelo de Dios, su abrazo, haciéndonos saber que Él siempre estará con nosotros. Pero no solamente eso, sino que también dará como resultado el triunfo que anhelamos y nos permitirá ver las cosas como Dios las ve.

La palabra de Dios dice en 2 Corintios 1:6: “Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.”

La intención de Dios es poder moldearte en las tribulaciones y que recibas su consuelo. Lo único que tienes que hacer es pedírselo, y Él vendrá a ti.

Piensa: ¿Cómo te ha consolado Dios en el pasado? ¿Cómo ha sido tu consuelo en momentos de dolor o tristeza? Verdad que fue maravilloso. De esa misma forma, puede hacerlo contigo. Dios quiere consolarte; espera con deseo que pases esta tribulación. Dios te bendiga.