Buenas noches a todos. Agradezco la oportunidad de compartir el mejor mensaje esta noche. También agradezco su disposición, pero más aún, agradezco a quien me envió a dar el mensaje: aquel que nos ama con amor eterno e hizo todo lo necesario para que tuviéramos la oportunidad de ser salvos.

En el contexto en el que vivimos, la ciudad y el país donde habitamos, saber de Dios es algo común. Casi todos tenemos la información suficiente para creer en Dios. Nos enseñan en las escuelas, tenemos feriados o días festivos en honor a Jesucristo. Estamos más que seguros de su existencia.

Pero, ¿es suficiente con todo lo que conozco de Dios? Para la mayoría de las personas, sí lo es.

El mensaje que debo transmitir esta noche es que “NO ES SUFICIENTE SABER ALGO DE JESÚS; NECESITAS DESARROLLAR UNA INTIMIDAD CON ÉL”.

TEXTO:

Juan 1:33-34 NTV: [33] “Yo no sabía que era el Mesías, pero cuando Dios me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y reposa es el que bautizará con el Espíritu Santo’. [34] Vi que eso sucedió con Jesús; por eso doy testimonio de que él es el Elegido de Dios.”

INTRODUCCIÓN:

El libro de Juan es uno de los más hermosos en la Biblia, escrito por un testigo presencial, también llamado el discípulo amado. En los primeros capítulos de este libro descubriremos los tres niveles de intimidad con Jesús.

Luego de ser bautizado en el río Jordán, Juan el Bautista vio la señal que estaba esperando y quedó convencido de que Jesús es el Mesías, el enviado por Dios.

Se lo dice a dos de sus discípulos, quienes aún no conocían a Jesús. Él les dice:

Juan 1:36 NTV: [36] “Al pasar Jesús, Juan lo miró y declaró: ‘¡Miren! ¡Ahí está el Cordero de Dios!’”.

Esta declaración profunda hizo eco en los dos discípulos de Juan, quienes de inmediato fueron detrás de Jesús. En ese contexto surge lo siguiente:

Juan 1:38: [38] “Jesús miró a su alrededor y vio que ellos lo seguían. —¿Qué quieren? —les preguntó. Ellos contestaron: —Rabí (que significa ‘Maestro’), ¿dónde te hospedas?”

Ellos querían conocerle un poco más y en ese contexto vamos a descubrir los tres niveles de intimidad con Jesús.

1. VEN Y VE

Juan 1:39: [39] “—Vengan y vean —les dijo. Eran como las cuatro de la tarde cuando lo acompañaron al lugar donde se hospedaba, y se quedaron el resto del día con él.”

En este primer nivel no hay mucho compromiso y tampoco hay mucha intimidad o cercanía. Lo único que tenían que hacer estos hombres era acompañar a Jesús y compartir con él el resto del día.

1.A. El primer nivel de intimidad incluye a las personas que se acercan a un templo o empiezan a leer su Biblia porque desean conocer algo más de Jesús. Son personas que desean explorar, saber quién es Jesús y en qué consiste esta fe.

Este nivel de intimidad con Jesús se puede representar con: PASE, MIRE, VEA, TOQUE.

1.B. Este primer nivel de intimidad a veces es un poco engañoso. Tal vez has llegado a una iglesia en ese nivel y has observado el templo, las paredes, los detalles, la gente, cómo es la música, cómo se visten, etc., y te has sentido defraudado. Quiero decirte que lo más importante no es la casa, sino Jesús. Concédele tu atención y pasa tiempo con él.

1.C. No es suficiente quedarte en este nivel; necesitas ir un paso más allá. Ir a la casa de un amigo no me convierte en su hermano; solo soy un visitante en esa casa. No puedes juzgar a una persona por su apariencia; necesitas conocerla un poco más.

Saber dónde vive Jesús no salva. Y visitarlo en casa tampoco.

2. VEN Y SÍGUEME

Juan 1:43: [43] “Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: ‘Ven, sígueme’.”

2.A. Ese nivel de intimidad es un poco más profundo. No solo es conocer dónde Jesús vive; ahora tiene que ver con seguirle, un nivel de fan.

Para todos los que tienen Instagram, la palabra “seguidor” suena bastante comprensible. Un seguidor en la actualidad es una persona que tiene simpatía, le gusta comentar las publicaciones, compartirlas cuando le gustan, y recibe notificaciones constantemente.

2.B. En este nivel de intimidad hay un interés y una simpatía. Son aquellas personas que dicen: “Me gusta oír acerca de Dios, predíqueme más. Cuando estoy oyendo de Dios, siento paz”.

Son personas que dicen: “Ore por mí, hermano. Yo creo que Dios tiene el poder. Yo creo que Dios me puede sanar”.

2.C. Pero en este nivel, muchos abandonan por múltiples motivos. La Biblia menciona que cuando Jesús enseñó algunos principios, muchos de sus seguidores volvieron atrás y dejaron de seguirle.

Y es que, en ese nivel, cuando Jesús habla cosas que no están de acuerdo con lo que nos gusta, apretamos el botón de “dejar de seguir”.

En Lucas 9 encontramos el relato de tres seguidores de Jesús que volvieron atrás.

Tal vez has llegado hasta este nivel y luego decidiste volver atrás. No es casualidad; Dios permitió que vinieras a este lugar porque hay un tercer nivel de intimidad.

3. NACER DE NUEVO

Juan 3:3: [3] “Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.”

3.A. Ser discípulo de Jesús es mucho más que ser un fan; es mucho más que ser un vecino. Es ser parte de la familia de Dios, por eso requiere un nuevo nacimiento en lo espiritual.

No es una ceremonia, no es un contrato, no es un cambio de religión. Es mucho más que asistir a la iglesia; es un nuevo nacimiento, un nuevo comienzo.

3.B. ¿Cómo puedo nacer de nuevo? Juan 3:16: Necesitas CREER.

• CREER que Jesús vino a este mundo, que fue a la cruz como un pecador, pero sin cometer pecado.

• CREER que murió en la cruz del Calvario por nuestros pecados, que tomó nuestro lugar.

• CREER que fue sepultado, pero al tercer día resucitó de entre los muertos para darnos VIDA.

• CREER que ascendió a los cielos y está a la diestra del Padre.

Necesitas RECIBIRLE:

• Arrepentimiento por el pasado.

• Pedirle que nos limpie de todo pecado.

• Recibirle como el Señor de tu vida.

3.C. Nacer de nuevo es amar a la manera de Jesús, perdonar a la manera de Jesús, ser íntegro a la manera de Jesús. Nacer de nuevo es convertirnos en sus discípulos, por ese motivo somos hijos de Dios.

CONCLUSIÓN:

¿Qué te impide avanzar en tu intimidad con Jesús? ¿Estás dispuesto a dejar lo que te impide crecer en tu intimidad con Jesús?