Lo hermoso de la gratitud
Publicado el 15 de agosto, 2024
Publicado el 15 de agosto, 2024
Lucas 17:11-19 NTV
«Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado.»
Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria. Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia, gritando:
—¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!
Jesús los miró y dijo:
—Vayan y preséntense a los sacerdotes.
Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!». Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano. Jesús preguntó:
—¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?
Y Jesús le dijo al hombre:
—Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado. (Lucas 17:11-19 NTV)
1. Se quedaron a la distancia.
Ellos reconocían que eran impuros, leprosos, lo peor de la sociedad, muertos en vida. Estaban condenados, y si entraban a la ciudad, la gente tenía el derecho de apedrearlos. Eso mismo es lo que el pecado produce en nosotros: nos contamina, nos mantiene alejados de Dios, lejos de su amor, lejos de su presencia. Te quedas a la distancia.
“Y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” (S. Lucas 17:13 RVR1960)
2. Comenzaron a gritar.
Ellos reconocían que Jesús era un gran maestro y, por eso, estaban pidiendo algo. Generalmente pedimos a personas superiores, personas que tienen aquello que necesitamos. Ellos estaban pidiendo a Jesús. Apelaron a la compasión del Maestro. En nuestro interior, nuestra alma clama por Jesús; estamos necesitados de Él.
“Cuando Él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” (S. Lucas 17:14 RVR1960)
3. El Señor declaró la palabra.
Ellos creyeron y fueron hacia los sacerdotes. Eso es fe. Uno se presentaba ante los sacerdotes para que fuera declarado limpio; por eso fueron a los sacerdotes.
“Entonces, uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano.” (S. Lucas 17:15-16 RVR1960)
4. Uno regresó agradecido.
Este hombre testificaba y daba la gloria a Dios. Los samaritanos eran idólatras, tenían una forma equivocada de alabar y adorar a Dios. Este hombre reconoció a Jesús como el que hizo la obra. Lo estaba reconociendo como el Señor de su vida.
“Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” (S. Lucas 17:17-18 RVR1960)
5. La gratitud trae mejores bendiciones.
Él ya había recibido la bendición de la sanidad; ahora estaba recibiendo la salvación.
"Cuando expresamos gratitud, reconocemos la obra de Dios en nuestras vidas, fortalecemos nuestra fe y permitimos que su poder y bendiciones se manifiesten aún más."
Jhonatan Boulangger
Pastor Clm Trujillo
Sabemos que la vida nos presenta desafíos y obstáculos que a veces parecen insuperables. En esos momentos de duda y dificultad, es fundamental recordar que no estamos solos.